lunes, mayo 29, 2006

Reflejo

Observo un hilo de tristeza
que recorre tu rostro.
Son tus memorias,
timido detalle del corazon
que ansio.
¿Que donde estoy?
Aqui,en esta ventana.
¿Como dices?
¿Que no hay nadie?
¡Estoy aqui,aqui,aqui!
Es inutil,no me encuentras...
¡Espera un segundo!
¿Por que te vas?
Te lo aseguro:
yo te conozco
en goces y amores;
en penas y dolores...
No te alteres,
te lo suplico,
no huyas.

Tampoco me escuchas...
Pero,¡Me percibes,
sabes que alguien te mira!
Y tus ojos no dan cuenta.
¿Te aterra?
¿Te emociona?
¡Si lo sabre!
Oigo tus quejidos:
quisiera abrazar esa alma tuya,
servirte de consuelo.
Mas no puedo.
Mi espiritu no vibra,
mi corazon demora.
Actuo como tu,
me siento como tu,aunque...
no lo soy.
Capto tu andar,
tus emociones.
Conservo del pasado tus
recuerdos y
resguardo con recelo
los sueños venideros.

Soy esa esencia
que vela los caminos oscuros,
como una gota de rocio
anticipa la luz del alba.
¡Valgame el destino!
Un faro,una gargola,
una montaña:
alrededor todo fluye,
todo respira; pero ellos
no participan
del banquete de la vida.
Tal cual,tocaronme
las fronteras cristalinas.
¡Quedate,quedate
frente a mi
o tambien me pierdo
de imitar tu vida!

lunes, mayo 22, 2006

Quebró la noche

Quebró la noche en el reloj
y con trágico andar,
hacia mis ojos tu rostro torció.

Quebró la noche en el reloj
y con cierto tiritar,
a mis labios tu boca volcó.

Quebró la noche en el reloj,
y por tus venas
mi veneno se esparció.

Quebró la noche en el reloj,
y no recuerdas
que más te sucedió.

Pues, te diré:
Quebró la noche en el reloj,
y sin palpitar,
a mis pies tu cuerpo tumbó.

jueves, mayo 18, 2006

Labios enemigos III

Como iba diciendo, me inicié en el incierto arte de sentir en el mismo instante en el que percibí los encantos de aquel amor prematuro. A este le siguió un período de inefable felicidad, que finalmente concluyó con la negativa por parte del chico en cuestión. Esa fue la primera ocasión en la que me involucre en el “ritual del decir”. Poco antes, para mí no era más que una experiencia repetida en boca de otros, carecía de una historia propia.
Hasta entonces mi imaginación se prestaba para recrear en mi mente las fábulas más pintorescas acerca de aquellos hombres y mujeres que desafiaban al mundo con tal de defender sus sentimientos. A falta de uno propio, me alimentaba del reflejo de esos amores de telenovela. En esos relatos los futuros amantes se conocen y se enamoran a primera vista, pero surge una multiplicidad de problemas que les impiden estar juntos. Después de varias rupturas y reconciliaciones consiguen salvaguardar su amor y terminan uniéndose hasta la eternidad. Palabras más, palabras menos...
Luego, llegó mi turno. Entonces descubrí que leer u observar no es lo mismo que vivir ese tipo de experiencias. Había en juego muchas más cosas de las que me esperaba y los conflictos que se me iban presentando superaban cualquiera de esas series de historias trilladas. Hubo alguien que siguió cada uno de mis pasos, atento hasta del más leve de mis suspiros, aguardando el momento para darle alcance a sus instintos y apartarme de su lado en cuanto los hubo cumplido. Hubo alguien que le dijo “Sí.” a mis sentimientos y a los cinco minutos se corrigió con un “No.” Me rechazó, me ahogué con mi propio llanto y a pesar de todos mis intentos, el recuerdo de aquel paraíso perdido acabó por liquidarme. Yo creía que nada podría resucitarme, esos fueron mis momentos más críticos.
Por algún tiempo, mis emociones se encontraron reticentes a corresponderse con sus pares, pues cuando necesitas meditar y reflexionar acerca de las épocas pasadas, la soledad parece ser la compañera más adecuada. Pero sucede que las oportunidades siempre están a la orden del día. Ocurre cuando menos dispuesta te encuentras, cuando has decidido guardar luto eterno por ese amor difunto. Precisamente cuando piensas que tu vida sentimental está muerta y sepultada para el resto del mundo, tus pupilas vuelven a reflejarse en otro par de ojos.
¿Me negarán que alguna vez les haya ocurrido? Puede ser que estén en lo cierto, pero cuando has vivido tan poco y a la vez de forma tan intensa, aprendes que los sentimientos no son bloques definidos. Tu sentir es un fluido, un elixir contenido en tu interior a punto de ebullición.
Y aún así…a cada instante debo mantener en mi cabeza la vigencia de aquellas secuelas para evitar que el resurgir de ese sentimiento consuma los retazos de mi presente. Tengo miedo, no quiero ser protagonista de otra historia fallida. La persona actual, la novedad no me puede conquistar. No voy a negar que con él me siento a gusto, que su compañía me tienta y que quisiera revelarle de una vez mis misterios más profundos. Pero no puedo confiar en sus palabras, ni en sus besos, ni en sus caricias. Sé que sus promesas van a levantar vuelo y, si no me resisto a sus encantos, volveré a inundar mis oídos con una antigua frase de despedida.
Conozco los riesgos que recaen en mis futuras decisiones, ahora sé cuales son mis opciones. Desde afuera me anuncian que estamos a mitad de la partida, las piezas prestas a realizar el próximo movimiento. Y yo tengo que precisar mi estrategia cuanto antes.
***

martes, mayo 02, 2006

Esta noche...

Esta noche no hay luna que pueda
saciar los apetitos de mi alma.
Siquiera restos de una tarde cualquiera
que enloqueciera con su calma.

Donde se ubican las altas cumbres,
donde los Señores adjudican nuestros roles.
Sabrán ellos cuándo y dónde perderá
el caballero sus antiguas convicciones.

Esta noche no hay luna que pueda
saciar los apetitos de mi alma.
Siquiera restos de una tarde cualquiera
que enloqueciera con su calma.

¿Abandonará él sus viejos supuestos
para beber de lo que le ofrezco?
¿Obedecerá él a sus sentimientos,
o continuará negándolos, como un terco?

Esta noche no hay luna que pueda
saciar los apetitos de mi alma.
Siquiera restos de una tarde cualquiera
que enloqueciera con su calma.

Iluso caballero de sueños comprimidos,
morirá hoy tu andar inerte.
Hastiada estoy de tantos cumplidos:
sírvete de mí o piérdete.

Labios enemigos II

Volviendo a la persona actual, a la novedad. Una vez más me huele a sueño repetido. ¿Qué opciones tengo? El retorno de lo mismo, las palabras habitué "Te quiero, pero como amigo." se amontonan en mis oídos. ¿Qué opciones tengo? Negarme a su vista, prolongar al infinito el reencuentro. ¿Qué opciones tengo? Fingir que no hay rupturas, que mi corazón permanece indiferente ante lo dicho. ¿Qué opciones tengo? Olvidar mi error, desconocer que he concebido el encuentro de labios enemigos.

***

Cada vez que releo las líneas anteriores me doy cuenta que las ideas se amontonan, se ensanchan, forcejean por ganar un lugar: el espacio de agota. ¿Será inevitable concederles la oportunidad de avanzar? No puedo prever a dónde me conducirán, qué sentimientos estarán en juego, cuáles serán los obstáculos que me deparan, cuál será mi posible defensa. Pregunto, cuestiono y repito hasta el hartazgo las mis frases. Vacilo… como una especie de escape a la tarea que me propuse en un principio.
No quiero, lo detesto, lo aborrezco y a la vez, necesito volver sobre mis pasos. Hay situaciones dolorosas, recurrentes, abrumadoras; situaciones de las cuales intento prescindir mientras recorro la galería del recuerdo. Pero no voy a engañarlos: lo que me acongoja no es rememorar por quién fui herida sino cómo permití que eso me ocurriera. Podría haber girado el rostro, tornado mis ojos hacia otra dirección y sin embargo, preferí enajenarme en el deseo.
Había en el ambiente un encanto difícil de ignorar. No sabía hasta dónde llegaría, pero tampoco me importaba. Él se regocijaba explorando a gusto y yo estaba decidida a bajar la guardia y permitirle que adentrara en aquellos territorios que hasta entonces le eran desconocidos. Ambos estábamos allí, ajenos a todo límite, nuestros miedos hechos a un costado. Podría haber sido otro tiempo, otro espacio, otras personas. Es difícil creer que éramos nosotros, mas no hay duda de ello; mis labios, mi piel, mi cuerpo reviven en sueños los ecos de aquel momento.
Silencio... eso fue lo que siguió. Ninguno de los dos se atrevió a dar explicaciones. Simplemente ocurrió lo que debía suceder, cuando debía suceder y donde debía suceder. Si no había nada que decir, todo quedaría en el campo de lo anecdótico. De nuevo volvimos al mundo cotidiano, a las obligaciones diarias, a las labores de siempre. Una vez más, nos ocultamos tras los antiguos roles. En apariencia, todo continuaba como antes. ¿Eso fue todo? Hasta hace poco creía en ese engaño, hasta hace poco, repito, hoy ya no lo acepto.
Cuando tu corazón y tu cuerpo se alteran, pierdes el control y tardas en restablecerte. Durante cierto tiempo desconoces los verdaderos alcances de tus actos. Porque no es sencillo admitir que ya no eres la misma; que dejaste en alguien más un fragmento de tu vida, de tus experiencias, de tus emociones y que ahora posees una parte de esa otra persona. Pero esta metamorfosis no se agota en la piel. Prosigue su camino y desplaza a su paso todo aquello que hasta aquel momento considerabas sagrado. Entonces comprendes, o te desconciertas aún más, pero sabes que tu cuerpo no responde como antes; sabes que desea, rechaza, libera y acoge dentro de sí a un ser inadvertido: cruzaste la barrera que separa lo que eras, de lo que quieres ser.

***

No cabe duda que mi cuerpo se manifiesta en un lenguaje inédito para mí. Esto dificulta mi trabajo, pero me es imposible desistir. Es tiempo de denunciar lo antes acontecido:

En mis ojos creíste hallar consuelo,
de tu boca se fugaron las mentiras y
en mi tierra se encarnaron tus deseos.

Descendimos del cielo hacia el abismo
y fingimos que no había más secretos:
se ocultaron en mi piel
las cenizas de una historia
que decías extinta.

Mis labios se inspiraron en tu cuerpo
y perdí mi voluntad en un impulso.
Pero pronto se negaron tus caricias
y engañaron en silencio a esta niña.

¡Cómo duele vivir sin sentido!
Hay un amor que está inconcluso
y un corazón que no tiene pulso.
***

Cbox

Mensajitos, saludos y otros, aquí:

Visitantes

en linea

y se encuentran en

Recomienda mi blog

Créditos

Créditos

Page Rank